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  Opposing Force
 




Bienvenidos a Black Mesa


Nadie me dijo exáctamente a dónde nos dirigiamos yo y toda mi escuadra. No era el único, el resto de jefes de pelotón y sus soldados tampoco conocían el objetivo de la misión. Sin embargo, todos habíamos sido entrenados muy duramente y, además, habíamos oído historias sobre Black Mesa, un centro de operaciones científicos encubierta por el gobierno americano. Debían de tener problemas, pues éramos un surtido grupo de hombres con distinto armamento. Mi nombre es Shepard, mi rango es el de cabo y he luchado en otros lugares... pero nunca vi aquello. Algo desde el aire hizo pedazos varios helicópteros llenos de hombres. De vez en cuando me despertaba y veía seres deformes luchando contra nuestros soldados, lo que supuse que eran alucinaciones. ¡Qué equivocado estaba! Tuve la suerte de ser rescatado por un miembro del equipo científico, quien intentaba revivir a uno de nuestros hombres... sin éxito. Parecía que yo era el último de mi pelotón. Tras oír las últimas palabras del científico, salí rápidamente en busca de equipamiento.



Continué todo el complejo, pasando de varios hombres muertos que estaban siendo examinados por varios científicos. Encima de unas cajas, más adelante, conseguí mi chaleco de energía. Caminé hacia el exterior, donde un guardia de seguridad terminaba con un extraño monstruo. Tras la sorpresa inicial, entendí que aquellos rumores eran ciertos. El guardia me dijo que ayudara a la gente que estaba atrapada en el complejo y después usó el escáner de retina para abrir una puerta. Salí afuera hasta unos rayos láser, que cortaban el metal como si fuera pan. Esquivé uno, agachándome, recogiendo en mi camino una llave inglesa que me serviría como arma, y rompí un cristal para que los rayos chocaran y aquello terminara. Sin rayos y, en parte, sin energía, subí unas escaleras hasta una terraza. Salté al otro lado y obtuve un cuchillo de combate, de otra de las monstruosidades. Me encontré en el exterior al rato de caminar, donde vi la rocambolesca imagen de mis hombres muertos, al lado del helicóptero derribado. Áquello, al parecer, había creado un cortocircuito y todo el sector estaba electrificado. Seguí recto hasta un hángar cerrado. A un lado, vi otros dos cadáveres más, un guardia de seguridad y un soldado, dentro de un recinto donde estaban los generadores de electricidad. Cerca, hallé un conducto de ventilación por el que me interné, encendiendo la visión nocturna. Al poco tiempo, me encontraba dentro del mismísimo generador. Esquivando los rayos, entré por otro conducto que me llevo al interior del recinto. Allí, pude desconectar toda la corriente. Miré el cadáver del guardia, obteniendo una pistola con mirilla láser. Regresé junto al helicóptero y avancé por el derrumbre, pudiendo acceder a la radio para obtener instrucciones. Algo había salido mal y todo el mundo se estaba largando. Yo no iba a ser menos, por lo que me metí por un agujero hasta una sala con residuos tóxicos. Los esquivé y llegué a otra sala con una piscina de residuos y una plataforma encima. La pasarela por la que venía se derrumbó y, al intentar subir una escalera, hubo grandes descargas que se llevaban todo por delante. Se derrumbó una plataforma y eso me ayudó a escapar por arriba. Bajé por un ascensor y, esquivando más residuos, llegué a un panel de plataforma móvil. La coloqué justo para llegar a un botón, el cual pulsé. Volví atrás y pude abrir la puerta. Situé la plataforma móvil en una posición adecuada y continué mi camino.

Otra sala estaba llena de residuos, con un robot atascado. Yo, sin embargo, estaba en una plataforma superior. Disparé contra la caja que bloqueaba al robot, lo que le dejó vía libre. Cuando se marchó, tuve acceso a la parte inferior. Saltando entre las cajas, no toqué los residuos y pulsé un botón que vació el lugar. Sin miedo, bajé y seguí por un pasillo donde me encontré con una especie de perros. Los maté sin compasión, pues ellos harían lo mismo conmigo. Vi un tranvía, pero no podía llegar. Tuve que acercarme una carretilla con una tabla para poder dar el salto hacia el tranvía.

Nos marchamos

Me monté y estuve agachado para que no me alcanzaran otros monstruos que lanzaban rayos verdosos. Cuando se detuvo el tranvía, salí con mucha habilidad y se materializaron dos de esos monstruos. Rápidamente los derribé con la pistola con mirilla láser -uno junto a mí, otro en el techo del tranvía- y cogí la munición tirada. Continué y me encontré con un guardia rechoncho tratando de conseguir algo de comida. Me acompañó hasta otra sala, donde pude ver a un guardia y a un científico hablando. La conversación duró poco; se apagaron las luces de repente y algo mató al guardia y se llevó consigo al científico en un destello, el cual rompió el cristal. Pasé por él y abrí la puerta para que me siguiera mi compañero, el guardia de seguridad, que no parecía haberse sorprendido. Me siguió hasta una especie de ascensor, donde se quedó abajo. Mientras subía, oí disparos y gruñidos. Sin pensármelo dos veces, tiré una granada a la zona. Varios alienígenas salieron despedidos. Los que aún quedaron con vida, los rematé. Me hice con una ametralladora ligera de un soldado caído en combate. Recargué mi armadura y me subí a la máquina HEV para acceder a un conducto. Al cabo de un rato, encontré una zona controlado por mandos del ejército. Un compañero hablaba por radio y dio la orden de irnos. Avancé y vi como otro compañero amenazaba a un científico sobre el paradero de un tal Gordon Freeman. Según nuestros informes, era un tipo peligroso y poseía un traje especial. Definitivamente, me hice con la munición necesaria y me encaminé a la salida. Sin embargo, justo cuando me iba con el equipo, me quedé encerrado. Pude ver por el cristal como se iba el helicóptero y los ojos de un hombre misterioso, vestido con traje y corbata...

Desaparecido en combate

Estaba seguro de que no era el único que se había quedado en el complejo de Black Mesa, había de haber varios compañeros, científicos y guardias de seguridad también por la zona, ocultos claro. Mis pensamientos fueron interrumpidos por más abominaciones, que fueron erradicadas de inmediato. La batalla dejó un paso, en el que tuve que evitar unos tubos de vapor. Por unos conductos, abriendo huecos, hallé munición y luego caí hacia una sala llena de agua electrificada por un maldito cable. Logré trepar arriba y, dando golpes con la llave inglesa, supe cual era seguro y cual no. Continué hasta unos ventiladores, cuyas aspas me harían trizas si no tenía cuidado. Esquivé dos y, en los dos siguientes, me fijé en que uno tenía una aspa rota. Aproveché el momento adecuado para colarme abajo agachado, rompiendo una reja para ir más abajo. Ahí me esperaban más calamidades. Unas tuberías echaban fuego sin césar y, al final, me esperaba una nueva clase de monstruo. Acabé con él y con otros más pequeñitos y continué mi escapada. En la nueva sala, vi un lugar como infestado y con curiosa vegetación... o algo parecido. Buscando una salida, opté por crearme una: acerqué una caja explosiva cerca de una tubería que, al pulsar un botón, expulsaba fuego. La explosión creó un agujero por el que descendí. Llegué hasta el hueco de un ascensor, donde usé la escalera de mano para bajar. En otro pasillo, el agua me hacía resbalar, pero con habilidad, y sorteando un cable eléctrico, llegué al vestíbulo donde corté la corriente. Regresé al hueco y salté sobre un cable colgante hasta un pasillo con otro conducto, por el que entré. Se derrumbó, pero logré escapar. Seguí hasta una barricada, donde, con ayuda de un caja, subí y continué.

Una mina láser me impedía seguir mi camino, así que tuve que destruirla desde la distancia. Retomé la caja anterior para poder seguir avanzando, hasta que pude desactivar la electricidad. Al fin, encendí una radio y tuve contacto con mis compañeros, que me abrieron una puerta. Entre ellos, un ingeniero abrió -un poco estruendosamente- otra puerta y todos nos fuímos en el ascensor.

Fuego Aliado

Al subir, todo estaba muy calmado, pero al avanzar dos pasos salieron de la nada muchos enemigos alienígenas. Mi equipo y yo terminamos con ellos sin apenas pérdidas. Avancé, terminando con más monstruosidades, hasta una pared derrumbada, que crucé. Al doblar una esquina, me encontré con otro tipo de soldado alien, bastante grande, y con un puente en ruinas. Con ayuda de varias cajas explosivas, los derribé. Después, disparé a dos sistemas de rayos para poderme subir encima de ellos y llegar al otro lado. Así, llegué hasta un patio donde me encontré con un médico de las fuerzas que yo había llevado. Le dejé cubriendo la zona y me colé por un respiradero. Por si fueran pocos los enemigos alienígenas que poblaban el lugar, el Gobierno había llamado a los escuadrones negros. Fuerzas de élite que eliminaban cualquier presencia, incluida la nuestra. Escuché un poco de la conversación de esos perros, luego salí fuera y los maté. Eran ellos o yo, así que decidí hacer una limpieza por toda la zona. Cubriendo una puerta, había otros dos soldados que pude coger por sorpresa. Salí por dicha puerta, eliminando una ametralladora en mi camino, para llamar al médico. Se vino conmigo y curó a un ingeniero que estaba oculto y malherido. Éste, abrió -otra vez de forma brutal- otra puerta por la que salimos todos. Sin embargo, al otro lado nos esperaban seis soldados negros, los cuales nos cargamos no sin mucho esfuerzo. Acabados, me monté en una vagoneta, cambiando el sentido de las agujas y seguí hasta una caja metálica y un bidón, con los que me ayudé para subir al techo.

No estamos solos

Al cruzar la puerta, vi al hombre del que había oído hablar, Gordon Freeman, saltando a una puerta dimensional. La sala, sin embargo, estaba llena de alienígenas voladores muy peligrosos. Eliminé unos cuantos hasta que se cayó una pasarela, momento en el que hui hacia un portal. ¡Era increíble! Estaba en otro mundo u otra dimensión. Era realmente extraño. La gravedad también cambiaba, permitiéndome saltos más largos. Salté de plataforma en plataforma, y en una me cayó del cielo un científico con un extraño artefacto. Lo recogí, parecía una nueva arma que lanzaba esos portales verdosos. Seguí saltando hasta que salté dentro de otro portal que me llevó a casa.

Profundidad total

Los recintos de Black Mesa son inconfundibles, por lo menos para mí. En mi camino, encontré a un científico encerrado en una especie de piscina. Pulsé un botón y lo saqué de allí. Aunque no parecía estar muy contento con mi presencia, me abrió varias puertas. Por desgracia, una de ellas provocó un cortocircuito, y el científico murió electrocutado. No me quedó otro remedio que subir al techo de nuevo. Arriba, desde luego, los alienígenas estaban bien situados. Con mucho cuidado, escapé de la emboscada y llegué hasta una piscina vacía. La llené con una válvula, y avancé hasta otra sala. La unidad médica soltaba chispazos, así que no la usé en temor de que pudiera ser mi fin. Un pez enorme estaba en esa sala, detrás de un cristal. Era otra de las monstruosidades de ese mundo en el que había estado. Le dejé que se fuera, con otra válvula. Debía de entrar en esa sala, así que me tiré al agua esquivando al pez y entrando donde él había estado. En la nueva sala, usé un interruptor para quitar una barrera láser y continué, matando bichos por doquier. Avancé hasta otro portal que me llevó de nuevo a ese mundo tan extraño, Xen. No tardé en dejarlo, entrando por otro portal hacia Black Mesa. Pulsé otro botón y bajé al agua, donde dos peces enormes pensaban devorarme. Los esquivé y seguí por el conducto más allá.

Realidad Alternativa

Atravesé el túnel, mientras enemigos de otros mundos intentaban impedírmelos. Uno de ellos estalló un cristal, por el que descendí. Estaba, sin lugar a dudas, en una sala de pruebas de... algo. No tardé en averiguar que era otro monstruo, con forma de araña y que lanzaba extraños rayos violáceos. Con mi nueva arma, logré enviar a ese monstruo lejos... muy lejos. Dejé esa sala y subí, donde me percaté de que los científicos habían estado investigando a dichas monstruosidades. Abrí un cristal que contenía unas extrañas crías, las cuales cogí como nueva arma. Continué por otro ascensor hacia más salas, donde encontré una especie de gancho. Se parecía a ciertos monstruos colgantes y sólo se adhería a tejido orgánico, pudiendo incluso carcomerlo. Por suerte, no hacía falta recargarlo. Seguí hasta una sala con unos orificios en el suelo, abajo descubrí que se trataba de una especie de garras afiladas, que podían hacer añicos a cualquier persona. Si no hacía ruido, sin embargo, no parecían detectarme. Conseguí algo de munición y me enganché a la pared de arriba, gracias al gancho. Continué por el respiradero y llegué hasta una preciada radio, que conecté. Mis compañeros pedían ayuda, pues tenían problemas con una especie de gusano, decían. Tras apagar el ventilador, fui por el conducto.

Agujero de gusanos

Los cadáveres de mis compañeros, los que me habían pedido ayuda por radio, no me auguraban nada bueno. Verlo ya fue un horror. Una especie de gusano gigante, de un único ojo, cubría toda la zona. Pensé rápidamente un plan, y lo único que se me ocurrió fue intoxicarlo con residuos. Primero conecté la válvula de vapor, en un lateral, para poder pulsar después la de la presión, al otro extremo. Sin embargo, éste no funcionaba. Descendí hasta la sala de control, y después atravesé la puerta con el cartel de "Estación de Residuos 3". Pulsé el botón y fui a la sala descrita como "Estación de Residuos 2". La basura se agolpaba, así que pulsé un botón para destrozarlo todo. Cogí los objetos más preciados y continué por un respiradero hasta hallar un botón que era el de "Control de Emergencia". Regresé a la "Estación de Residuos 1" y vi como la presión y el vapor estaban perfectamente conectados. Pulsé el botón y el gusano pasó a la historia. Activé el puente y salí de allí.



Traje para bailar el fox

Tras cruzar dos patios llenos de soldados negros, eliminados primero sólo y luego con ayuda, vi un combate entre los soldados negros y algunos soldados alienígenas -supongo que tropas de choque-. Estuve expectante hasta que terminó la fiesta, por lo que salí a rematar la faena. Llegué a un alcantarillado, donde había muchísimos enemigos alienígenas -muchos como el que eliminé en la sala de pruebas, con forma de araña-. Con mis gafas de visión nocturna, acabé con siete de ellos. La siguiente sala estaba también repleta de enemigos, que además salián de dos puertas, las cuales cerré enseguida. Lo hice rápidamente, esquivando más que atacando. Entré por un agujero oscuro, conecté mis gafas, y seguí matando. Así hasta encontrar a tres de mis compañeros, con los que avancé a tiros hasta un embalse. Al otro lado, un enorme alienígena estaba encadenado, aunque supuse que no por mucho tiempo. Con el gancho, llegué al otro lado, matando a dos alienígenas por el camino, hasta un detonador. Al pulsarlo, el enorme alienígena y parte del embalse, ardieron. Me metí por una tubería y la corriente me arrastró.

El paquete

Parecía que los soldados negros no terminaban nunca, y que salían sin cesar. Con algunos de mis compañeros, también perdidos como yo, eliminamos más soldados. Luego, en campo abierto, los dejé atrás y me fui moviendo esquivando un mortero. Con el gancho, logré apresar al que disparaba y subir donde él, eliminándole casi sin darse cuenta. Entré por una puerta y eliminé otro soldado. Hallé una radio y obtuve instrucciones. Regresé y, con el mortero, destruí un trozo de muro, de donde salieron más soldados negros. Acabé con ellos y continué. Un helicóptero, más allá, disparaba contra todo lo que se movía. Cuando eliminó a gran parte de los alienígenas, salí corriendo esquivándole. Cuando lo tuve a tiró, le lancé un cohete y los derribé. Subí al tejado, desactivé la electricidad, y crucé por el tendido eléctrico. No tardé mucho en llegar al aparcamiento. Estaba repleto de soldados negros que tuve que eliminar. Encontré a un guardia de seguridad en el techo, quien estaba muy nervioso. Caminando, encontré a otro en una sala, encerrado, que no me abriría hasta que salvase la amenaza de una bomba atómica. Corrí todo lo que pude y eliminé a dos soldados negros que trabajaban con la bomba. Desactivé dicha bomba y el guardia me dejó pasar.

Colision de mundos

Tuve más problemas de los que el guardia me comentó. Soldados negros, muy bien armados, cubrían parte del lugar. Los borré del mapa con armamento pesado, sobre todo las ametralladoras. Y, al llegar al otro lado, tropas alienígenas y tropas de soldados negros peleaban, con clara desventaja para el bando humano... aunque eso no me importaba con esos asesinos. Tras esperar un deselance, acabé con los supervivientes, aunque aparecieron nuevos alienígenas y soldados negros al descender del techo. Cogí la ametralladora y arremetí contra uno de los bandos, abriéndome camino.

Batalla final

Otro guardia de seguridad estaba esperándome. Me comentó que varios de mis hombres habían bajado abajo, de donde salían todos los alienígenas o, al menos, muchos de ellos. Siguiendo su consejo, me armé con todo lo que pude llevar y descendí. El panorama estaba muy tranquilo, salvo por un enorme portal de color rosado... que, fijo, ocultaba algo también enorme. Dos láseres estaban montados en dos plataformas superiores. Subí a una de las plataformas y un enorme monstruo hizo aparición por el portal rosado. Usé uno de los láseres para destruirle un ojo, y el otro láser lo utilicé con su otro ojo. Cegado, abrió su estómago. Descendí y disparé contra un objeto de su interior, que comenzó a moverse. Apareció un soldado alienígena, y acabé con él. Abrió de nuevo los ojos, y se los cegué con el láser. Repetí el mismo procedimiento hasta que derribó una pasarela, aunque, usando mi gancho, llegué hasta el láser. Al final, acabó derrumbándose. Me pareció una gran victoria, y en ese momento, apareció ese tipo con corbata...


 
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